Paso 4: Conclusiones
Diferencias en la Evaluación Psicológica según Enfoques y Modelos Teóricos
La evaluación psicológica es una
herramienta fundamental porque nos permite comprender el comportamiento del ser
humano y cómo este se puede relacionar con su entorno social, familiar,
laboral, etc. Los procesos que vive el ser humano no son uniformes, por esto
mismo, la evaluación psicológica, desde sus diferentes enfoques, permite al
psicólogo entender la naturaleza del comportamiento, cómo se puede intervenir
y, así mismo, tomar decisiones integrales para el proceso individual de cada
paciente. Por esto mismo, comprender las diferencias que hay en los enfoques es
esencial, ya que no son solo diferencias en la parte metodológica, sino en la
forma en que podemos llegar a atender al ser humano y las problemáticas que lo
rodean.
Algunas de las diferencias claves
que podemos encontrar son:
En el enfoque psicométrico, podemos
encontrar que es un enfoque que busca evaluar, estandarizar y cuantificar las
capacidades y rasgos específicos de una persona. Se pueden usar pruebas para
medir la inteligencia, escalas de personalidad, pruebas de habilidades. Uno de
los principales objetivos que podemos encontrar es que busca comparar los
resultados entre personas y comunidades. Según Aragón Borja, 2015, “la
psicometría es el conjunto de métodos, técnicas y teorías implicadas en la
medición de variables psicológicas” (p. 55). Este modelo se sustenta en la
teoría clásica de los test, donde el objetivo es brindar datos que sean
cuantificables y que se puedan comparar para orientar la toma de decisiones,
por ejemplo, en el área laboral, educativa o clínica, etc.
Contrario a la psicometría, el
enfoque conductual se centra en el comportamiento que puede ser observado y en
qué situaciones del entorno refuerzan ese comportamiento. Su propósito es,
según Aragón Borja, 2015, “explorar y analizar científicamente la conducta
humana, cuya meta última es la toma de decisiones para la intervención” (p. 9).
La evaluación psicológica por medio del enfoque conductual busca reconocer
comportamientos que representan un problema, qué antecedentes puede tener el
paciente y qué puede estar reforzando esa conducta. Este modelo brinda un
análisis funcional sobre la conducta humana, usando herramientas como la
observación directa y registros sobre la conducta. Tiene como propósito
identificar conductas problemáticas y cómo estas están relacionadas con su
entorno.
Por otro lado, el ser humano es
profundo y complejo; por esto mismo, debe ser atendido en su totalidad. El
enfoque humanista busca esto: centrarse en la experiencia subjetiva de cada ser
humano y no solo en su comportamiento, ya que el ser humano es un todo
integral, con conciencia, capacidad de autorrealización y de ser libre. En este
enfoque, la evaluación psicológica es una herramienta que busca facilitar la
comprensión del individuo de manera profunda y no solo diagnosticar. En el
texto de Aragón Borja, 2015, se cita a Descartes, quien dice: “no es posible
estudiar al hombre de manera objetiva, por lo que hay que utilizar la intuición
para acceder a los datos de la conciencia” (p. 14). En este enfoque se utilizan
métodos cualitativos en los que el paciente pueda narrar vivencias personales,
entrevistas abiertas y pruebas de proyección. Este modelo está basado en la
teoría humanista de Rogers y Maslow, donde su finalidad es comprender la
experiencia subjetiva del ser humano.
En los procesos mentales internos
del ser humano, el enfoque cognitivo se centra en los recuerdos, pensamientos,
creencias, cómo interpretamos la información, los aprendizajes, toma de
decisiones y esquemas cognitivos. Este enfoque considera lo no observable, a
diferencia del enfoque conductual, porque estudia cómo se procesa la
información internamente para poder llegar a ese comportamiento. Según Aragón
Borja, 2015, la evaluación psicológica “tiene como objetivo la evaluación de la
capacidad del sujeto para comprender el mundo que le rodea y los recursos que
posee para enfrentarse con sus exigencias y sus desafíos” (p. 118). Esto quiere
decir que nos permite evaluar cómo los procesos cognitivos pueden influir en la
conducta y emociones. En este enfoque se utilizan métodos como test de memoria
y atención, autoinformes y pruebas de error, pruebas de razonamiento
perceptual, comprensión verbal, velocidad de procesamiento, etc., con el
propósito de evaluar los procesos mentales que están influyendo en la conducta.
Cada individuo debe ser estudiado en
interacción con su entorno familiar, social y cultural. El enfoque sistémico
nos permite comprender que el ser humano no puede ser estudiado ni entendido de
forma aislada, sino como parte de un sistema, ya que todo lo que se siente y se
hace está influenciado por cómo percibimos, interactuamos y reaccionamos a
nuestros sistemas, como por ejemplo la pareja, la escuela, el grupo social y la
familia. Este enfoque nos permite ver a cada ser humano como una pieza de un rompecabezas.
Esto quiere decir que no se puede evaluar como una pieza aislada sin tener en
consideración cómo encaja con las demás piezas. Se utilizan métodos como las
evaluaciones ecológicas, entrevistas familiares y observación en contextos con
el propósito de comprender los problemas que hay dentro del sistema.
Los aspectos favorables que, como
psicólogos, podemos obtener de tener en cuenta el construccionismo y el enfoque
histórico-cultural en los procesos de evaluación psicológica, es reconocer que
estos aspectos son necesarios e importantes porque el construccionismo
considera que la realidad no es algo estable y objetivo, sino que se construye
por medio de la cultura, la historia, el lenguaje y la sociedad. Para el
enfoque histórico-cultural, esta interacción con la sociedad y la cultura son
esenciales para el desarrollo psicológico de cada ser humano.
Como nos menciona Figueroa
Rodríguez, J. (2012), el construccionismo se basa en reconocer que la realidad
se construye desde la sociedad y que cada persona no recibe esta información de
manera pasiva, sino que participa activamente en dar significado a esa
realidad. El construccionismo permite al psicólogo reconocer que el paciente
es, en realidad, el sabedor de su experiencia; esto ayuda a que el proceso de
intervención sea más colaborativo y tenga un significado. Como señalan Figueroa
Rodríguez et al. (2012), "es el cliente quien deberá dar significado,
nombre y respuestas a sus experiencias, según la situación particular y el
contexto en el que ocurren" (p. 11). Esto nos permite transformar la
visión de la evaluación psicológica, porque le brinda al paciente mayor
posibilidad de reconocer y dar significado a sus experiencias.
Por esto mismo, el construccionismo
nos permite comprender que los procesos psicológicos no pueden ser limitados a
resultados cualitativos, así como Figueroa Rodríguez et al. (2012) nos explica
que “los resultados de una evaluación pueden cambiar, del mismo modo que cambia
el evaluado y sus circunstancias” (p. 20). Esto permite abrir las posibilidades
de reinterpretar las narraciones del paciente y su realidad sobre su historia,
relaciones y cultura, evitando así reduccionismos.
Desde esta perspectiva, la
evaluación psicológica se fortalece y enriquece por medio de técnicas
conversacionales donde se brinde el significado y la comprensión necesaria para
explorar nuevas narrativas.
Asimismo, el enfoque
histórico-cultural basado en los planteamientos de Vygotsky permite comprender
que las personas se pueden desarrollar por medio de la relación e interacción
que tengan con su entorno social, cultural e histórico. Si queremos entender
bien el comportamiento de una persona, es necesario ir más allá de sus
comportamientos actuales; se debe analizar su historia y cómo esta ha moldeado
su entorno, es decir, que se debe evaluar integralmente desde cómo son las
personas que lo rodean, sus condiciones sociales y culturales y cómo esto puede
influir en sus comportamientos. Como lo menciona Rodríguez Rosario, 2015:
"las condiciones socioculturales y biológicas forman las estructuras
psicológicas" (p. 1). Esto abre la puerta a evaluaciones más personales
donde se avalúen factores como la familia, la escuela y la comunidad y no se
genere solo un diagnóstico que etiquete al paciente, sino que se le pueda
brindar una explicación más profunda de por qué se comporta de esa manera.
Esta herramienta es esencial para poder
abordar casos específicos con un típico patrón de comportamiento. Como nos lo
menciona Arias (1999): "hay que trascender al dato mediante el análisis y
la explicación del por qué pueden darse las evidencias y las relaciones"
(Rodríguez Rosario, 2015, p. 1). Esto ayuda a entender las causas profundas de
las conductas, no sólo sus manifestaciones. Se pueden utilizar métodos de
evaluación como las técnicas de entrevistas y observaciones etnográficas,
cuestionarios, técnicas de registro de documento y sociodrama, donde se pueden
implementar dramatizaciones para comprender su propio problema de una manera
que se sientan comprometidos a resolverlo.
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