Paso 2: Preguntas Orientadoras en Relación con el Método en la Evaluación en Psicología



1. Plantee una conclusión en torno a lo que significa para el psicólogo asumir determinados enfoques o posturas en sus procesos de evaluación, teniendo presente las lecturas “El Psicodiagnóstico como proceso de investigación. Reflexiones episteme metodológicas. Perspectivas en Psicología” y “Positivismo vs. Construccionismo: Implicaciones en la práctica del psicodiagnóstico y la psicoterapia”, se plantea la importancia de la postura epistemológica del evaluador cuando realiza un proceso psicodiagnóstico.

Es importante que el psicólogo adopte una actitud epistemológica consciente y crítica dentro de los procesos de evaluación psicodiagnóstica, pues no solo establece la forma de entender los fenómenos humanos, sino también la clase de relación que se establece con el consultante y la forma en que se generan las inferencias diagnósticas. Desde el punto de vista de la construcción, se admite que el saber no es una verdad incuestionable, sino una edificación social y contextual, esta mirada cuestiona la perspectiva positivista convencional, que suele objetivar al individuo, valorando la técnica y la medición estandarizada como si fueran sinónimos de verdad científica.

En este sentido, el psicólogo deja de ser un aplicador de instrumentos para convertirse en un investigador de la subjetividad, que articula saberes teóricos y experiencia clínica y con sensibilidad ética, como señalan Pérez Lalli y Pozzi (2011), “la evaluación no puede limitarse a la aplicación de técnicas, sino que debe entenderse como un proceso complejo y sistemático que permite construir hipótesis diagnósticas válidas a partir de razonamientos inferenciales” (p. 110). Esta perspectiva valora el papel activo del psicólogo como sujeto cognoscente que, a través del diálogo con el consultante, construye significados y no meramente los descubre.

Asimismo, Figueroa, Rivera y Maldonado (2012) enfatizan que “prácticas como el psicodiagnóstico deben realizarse desde un enfoque construccionista que permita la resignificación de las experiencias vitales, reconociendo que el experto en la vida del cliente es el propio cliente” (p. 11). Esta postura ética y epistemológica requiere del psicólogo una apertura constante al cuestionamiento, una actitud reflexiva frente a su rol y una disposición a romper con las prácticas reduccionistas que descontextualizan al sujeto.

Así pues, adoptar una posición epistemológica consistente conlleva para el psicólogo no solo un cambio de enfoque metodológico, sino también un compromiso político, ético y humano con las personas a las que asiste en sus procesos de cambio. El psicodiagnóstico, en lugar de ser un método imparcial, es una acción de creación de significado que requiere una conciencia crítica sobre las consecuencias del paradigma desde el que se realiza la intervención.

2. Responda la pregunta teniendo presente el texto Positivismo vs Construccionismo:¿Implicaciones en la práctica del psicodiagnóstico y la psicoterapia? ¿Por qué se plantea que la evaluación más que un evento único y absoluto, es un proceso dinámico?

  • ¿Cuáles son las implicaciones en la práctica de la psicoterapia y el psicodiagnóstico? 

Es imprescindible mencionar que según Bernal y Martínez-Taboas (2008) citado por Figueroa (2012) la psicoterapia es “un proceso interpersonal que parte de un diálogo terapéutico sanador y que además está atravesado por condicionantes socio- históricos, económicos, culturales, entre otros. Sin embargo, el concepto se encuentra estrechamente vinculado al paradigma o enfoque de quien o quienes la practican.” (p 21).  

En cuanto a las implicaciones en la práctica de la psicoterapia, Figueroa (2012) expone que es posible abordarla tanto desde el positivismo como desde el constructivismo. Sin embargo, todo depende del enfoque propio por el que transite el terapeuta y del mismo, dependerá su interpretación. El autor cita a Anderson y Goolishian (1996) para acentuar que en la psicoterapia, desde el positivismo, está implicada la relación de “poder” entre el terapeuta y el cliente; siendo el terapeuta quien “ofrece una realidad correcta” otorgando al cliente una participación escasa y con ello, un rol pasivo durante la intervención y tratamiento; asimismo, según los autores, en el positivismo debe prevalecer la “postura del conocimiento” sobre la “postura de la ignorancia” dejando de lado la subjetividad de los pacientes lo que imposibilita la construcción de nuevas realidades bloqueando el puente entre “lo ignorado, desconocido e imprevisto” y llegar a  presentarlo como posible. 

Figueroa (2012) continúa citando a Guidano (1998) para afirmar que la psicoterapia, desde una perspectiva constructivista, implica concentrarse en promover una reformulación, la colaboración recíproca entre el terapeuta y el cliente y la relación terapéutica como herramienta de exploración para construir una comprensión que no está disponible de momento; llevando al cliente a tomar nuevas posturas y ver su condición desde otra perspectiva brindando un sentimiento de esperanza. Con respecto a Gergen (2025) Figueroa (2005) asegura que la psicoterapia puede llegar a ser más eficaz desde el constructivismo ya que la implica “asumir que el experto es el cliente, que el terapeuta es una herramienta en el proceso y no el experto que posee “la verdad”, “las soluciones” o “las respuestas” relacionadas a las situaciones del cliente”. (p. 23). 

Del mismo modo, Anderson y Goolishian (1996) según Figueroa (2012), afirman que es preciso que el terapeuta esté dispuesto a brindar un espacio abierto y conversacional donde se de paso a “lo nuevo” dentro de los propios significados del cliente.  

De acuerdo con Figueroa (2012) la psicoterapia implica darle de lleno el lugar central al cliente considerando muy importante la subjetividad y significado de cada experiencia propia de dicho cliente; igualmente, el terapeuta debe ayudar al cliente en la construcción de una nueva perspectiva de sus problemáticas, instándole a una resiliencia y empoderamiento para que pueda hacerse cargo de sus propias decisiones y de su tratamiento.  

Por su parte, el psicodiagnóstico, como Figueroa (2012) argumenta, se trata del proceso evaluativo y de análisis de la conducta y desempeño de los procesos psicológicos de los individuos. El autor continúa citando a Richaud (2005) para exponer que el desarrollo del psicodiagnóstico implica tener en cuenta tanto la prueba psicológica como de medición sosteniendo que el no tenerlos en cuenta sería como operar a ciegas. Asimismo, Richaud (2005) asegura que “generalmente, cada una de las teorías de medición psicológica se origina por la necesidad de poner a prueba una teoría psicológica”. Es relevante el tener en cuenta que desde el paradigma positivista no habría cabida para las mediciones en los resultados de las pruebas psicológicas ya que, este paradigma tiene como premisa la “verdad absoluta” con lo cual se entraría a un reduccionismo y a invalidar la experiencia personal del cliente. 

Por ello, el psicodiagnóstico implica tener muy en cuenta las experiencias as circunstancias, experiencias y el momento actual de la vida de ese cliente para co-construir una posible realidad en donde el cliente se sienta tranquilo en el aquí y ahora, Así mismo, el autor cita a Wakefield (2010) argumentando que asumir que el diagnóstico involucra únicamente la identificación de desórdenes o la discriminación entre trastornos es, por supuesto, incorrecto. Según éste, en la evaluación, preguntar únicamente si el paciente ha experimentado los síntomas, sin explorar el contexto en el que ocurren los mismos, puede conducir a un diagnóstico incorrecto”.  

Concluyendo, desde el constructivismo, el psicodiagnóstico implica una terapia centrada propiamente en el cliente tomando mucha importancia a la participación del cliente, enfocado en comprender la subjetividad única y singular del individuo y finalmente, la evaluación psicológica o psicodiagnóstico puede incluir métodos cualitativos, aceptando herramientas y test psicométricos, para obtener una comprensión más profunda de la experiencia del individuo. 

  • ¿Por qué se plantea que la evaluación más que un evento único y absoluto, es un proceso dinámico? 

Figueroa (2012) cita a La Asociación de Psicología de Puerto Rico (1991) afirmando que “la evaluación, más que un evento único y absoluto, es un proceso dinámico” debido a que primeramente, la evaluación psicológica requiere de una medición que, como la asociación asegura, debe ser viable y confiable, pero que no siempre arrojara los mismos resultados ya que, las circunstancias y ciclos del cliente pueden varias; por ende, el profesional debe comprender la importancia del paradigma desde donde se desarrolla la evaluación ya que, como anteriormente se mencionó, desde el positivismo se toma los resultados como una verdad absoluta que limita en todos los aspectos la construcción de nuevas realidades. Asimismo, la asociación afirma que el dinamismo se produce ya que, la evaluación se desarrolla bajo diferentes eventos y/o circunstancias que no pueden reducirse a una sola medición o resultado cerrado; que abarca los diferentes contextos e influencias de este en el cliente; varia en las diferentes etapas del tratamiento buscando el bienestar del cliente; finalmente, al ser un proceso dinámico permite flexibilidad y participación continua del cliente con el terapeuta.  

3. De acuerdo con la lectura “Evaluación psicológica” (pp.25-37) defina los siguientes aspectos: ¿Qué es la medición en Psicología?, ¿Qué son las pruebas psicológicas?, ¿Qué entiende por proceso de evaluación?

  • ¿Qué es la medición en psicología? 

Según Aragón, L. (2011) la medición en psicología es un proceso mediante el cual se busca cuantificar el resultado de una evaluación, bien sea de manera numérica o con el planteamiento de variables psicológicas tales como la personalidad y otros, con el fin de estudiarlos y comprenderlos de manera más puntual, eficaz y objetiva. De igual manera, Salavarrieta (2008) asegura que la medición en psicología “es una herramienta para obtener información, lo cual, a su vez, permite plantear, luego, una impresión diagnóstica con miras a desarrollar una acción preventiva o de intervención, según la dinámica del caso”. 

  • ¿Qué son las pruebas psicológicas? 

Las pruebas psicológicas son instrumentos diseñados, regulados para ser viables y confiables, además, según Aragón (2011) están esquematizadas para medir características psicológicas específicas, como la personalidad, las habilidades o la inteligencia. Según la autora, las pruebas psicológicas están presentes en todos los ámbitos del extenso contexto de la psicología; por ende, las pruebas se utilizan en diversos campos, como en la psicología clínica, organizacional, educativa, etc.  

Por otro lado, según Hogan (2015) las pruebas psicológicas son un procedimiento y/o dispositivo que se aplican con el fin de obtener información sobre la conducta del paciente, sujeto, individuo o cliente, el medir el comportamiento y los procesos psicológicos son lo que diferencia una prueba psicológica de una física, tratándose así, de un procesos esquematizado y estandarizado.  

De acuerdo con Hogan (2015) las pruebas pueden clasificarse en pruebas de capacidad mental tanto individual como grupal, pruebas de rendimiento, pruebas de personalidad, pruebas neuropsicológicas, entre otras.   

  • ¿Qué entiende por proceso de evaluación? 

El proceso de evaluación se un procedimiento que consta de diversas etapas y aplicaciones que se implementan con el fin de evaluar las características y condiciones psicológicas entre las que se destacan la personalidad, la inteligencia, los procesos cognitivos y la conducta de un individuo o grupo. El proceso de evaluación implica la puesta en práctica de diferentes instrumentos de evaluación, la administración de pruebas, la interpretación de resultados y la toma de decisiones, sin embargo, todo esto se da de manera particular en cada caso, ya que, cada evaluación y/o característica a evaluarse es muy diferente la una de la otra, el proceso de evaluación es muy importante para tomar decisiones según las problemáticas, lo que se pretenda evaluar y por ende medir, en los diversos contextos en el que el cliente se vea involucrado.

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